miércoles, 30 de marzo de 2011
Nueva actividad: el corto LA VUELTA A GRECIA
Desde Valencia....
No podéis beber de esta agua ya que es sólo nuestra -les comunicó la Piraña Migraña.
No aguantarían más de veinte minutos sin beber, así que caminaron hasta llegar a un valle lleno de ovejas, es curioso porque las había más jóvenes y las había más viejas. También pudieron ver gallinas, unas mas bordes y otras más finas incluso habían dinosaurios unos más pequeños y otros más largos.
Así que nuestros amigos descansaron, tomaron aire y muertos de sed se pusieron a pensar de qué modo convencer a la piraña.
-¡Ya lo sé! -Soltó cenizo con una sonrisa tan grande como cuando el señor Jackson le ofrece una de sus comidas favoritas, la fabada asturiana.
-¿Que por qué? Os preguntáis, pues porque a cenizo le encantan todo tipo de tradiciones culturales, desde las canciones aragonesas, pasando por los juegos y las pesas hasta los cuentos de pan y pimiento y de cuchillo al revés.
-¿Nos cuentas tu idea de una vez? Dijeron a coro toda la pandilla a excepción de Lola que estaba mirando a un perro que se mordía la cola.
-Si, si que me voy del tema -contestó cenizo- ¡Un concurso de rimas!
-¿Un concurso de Rimas? -Contestaron todos.
-Sí un concurso de rimas como cuando jugamos aquella vez con vuestras primas.
Que maravillosa idea, seguro que la piraña Migraña no está muy puesta en lo que a juegos del lenguaje se refiere. Cogieron sus bártulos y dieron media vuelta para regresar al manantial. No debían perder tiempo, pues ya llevaban unos 15 minutos sin una gota de agua que llevarse a la boca y no aguantarían mucho más.
De modo que llegaron al manantial, y llamaron a la piraña: ¡Piraña Migraña que te pescamos con una caña! ¡Piraña Migraña sal que a nosotros no nos engañas! Pero ni rastro de la piraña.
De repente un animal gigante de color amarillo emergió del agua. Es… es… es Bob esponja! ¡No! Fijaos bien, es la piraña migraña disfrazada de Bob esponja, con un enfado de tres pares de narices porque en el manantial estaban celebrando el carnaval.
-¿Otra vez vosotros? ¿qué es lo que queréis? -Preguntó la Piraña.
-Venimos a proponerte un juego. -Respondió Cenizo.
-¿Qué clase de juego? -Replicó la Piraña.
-Un concurso de rimas; si ganamos nos dejas beber de tu agua, estamos sedientos, nuestro amigo Isolino se está secando y ya no puede dejar rastro en el camino.
-Mejor os propongo yo el siguiente trato: Podéis beber de nuestra agua si a cambio os comprometéis a recuperar mi diente perdido en el manantial. Me chiflan las chuches y no me los lavo muy a menudo. ¿Hay trato?
-No te digo sí, ni te digo no solo te digo…
lunes, 28 de marzo de 2011
Continua la historia desde Zaragoza
miércoles, 23 de marzo de 2011
Nuestra pequeña aportacion
y de repente, sin dejarlo terminar, Lola Pirindola pego un enorme salto, uno de esos saltos que solo ella sabe dar cuando le invitan a chocolate con churros, y cerrando sus ojos, esos ojos que parecen grandes galletas de chocolate blanco, grito:¡ ya tengo la solución!, ya se que podemos hacer para que Cenizo, venga con nosotros….
Isolino y Sarantonton se quedaron con la boca abierta, nunca habían visto a nadie saltar con tanta fuerza, fijaos si salto que sus coletas mal peinadas rozaron el arco iris, concretamente, el color amarillo y por un momento el arco iris cambio de color, y es justo en ese momento en el que todos los colores cambiaron su color, cuando apareció Cenizo, ya no hacia falta ir a buscarlo.
Cenizo, se quedo, sin saber que decir ni que maullar; cuando Lola abrió sus grandes ojos y se coloco un poquito sus locuelas coletas, explico su maravillosa idea:” ¿verdad Cenizo que tienes miedo a las alturas?”Cenizo, con cara extrañada, y tartamudeando, dijo: si, si, si.
Cenizo, no entendía nada, no entendía porque le preguntaban eso, y además no conocía a ese nuevo amigo…Una vez que le explicaron el gran problema que tenían, Cenizo, a pesar de seguir con su cara extrañada y con las orejas puntiagudas, quiso ayudarles pero no quería volar bajo ningún concepto. Y es en este preciso momento, cuando Lola nos sorprendió a todos con una idea genial: mira Cenizo, en estos días he estado en Valencia, viendo fallas, ya sabes que le tengo mucho miedo a los petardos y al ruido, pero mi mama me ha ayudado mucho para no tener miedo, ¿sabes como? Pues, mi mama, me dijo que cada vez que viera y oyera esos fantásticos castillos de fuegos artificiales o los fabulosos pasacalles llenos de petardos, pensara en algo que me gustara mucho, y yo le hice caso; así que cada vez que oía un petardo o el día de la mascleta, pensé en lo que mas me gusta: si, si, lo habéis adivinado, en chocolate con churros y en dibujar ardillas en bikini….Gracias a mi mama, perdí el miedo al ruido y los petardos, y pase unos días en Valencia, llenos de diversión y de muchos colores..Antes de que Lola, terminara de hablar, Cenizo maúllo en voz alta, diciendo, “pero a mi no me gusta el chocolate y además las ardillas en bikini tampoco me gustan…”. Isolino, movió su cabeza dándole la razón, Tranquilo, Cenizo, dijo Lola, yo tengo la solución a tu miedo, y aunque me gustaría darte chocolate con churros, tengo otra idea: hasta que lleguemos a Ilusiones, el planeta donde vive Sarantonton, y mientras vayamos en el globo, tu tendrás que solucionar un complejo problema, una especie de acertijo con unos dibujos que he hecho, así estarás pensando en resolver el problema y se te pasara el miedo sin darte cuenta….todos se miraron muy ilusionados, pensando que habían resuelto el problema y se pusieron en viaje, tan pronto como Lola termino el dibujo…”Aquí tienes el dibujo”, le dijo Lola a Cenizo, “ en cuanto lo soluciones, llegaremos a Ilusiones”. Con el acertijo en la mano, comenzaron el viaje, y cuando estaban a punto de llegar, Cenizo dijo: ¡Ya lo tengo, la solución es….
lunes, 21 de marzo de 2011
¡ Bien, bien...! llego nuestro turno....
jueves, 17 de marzo de 2011
miércoles, 16 de marzo de 2011
lunes, 14 de marzo de 2011
Y seguimos....
Cogimos mi triciclo y recorrimos todos los lugares por los que habíamos pasado el día anterior. No encontramos nada, estábamos desesperados. Yo empecé a llorar y metí las manos en el bolsillo para coger un pañuelo y… lo que saqué no fue un pañuelo, ¡fue el asa del caparazón de Isolino! Empezamos a dar botes de alegría, cogimos el triciclo y nos fuimos corriendo para devolvérsela a Isolino, pero por el camino nos encontramos a Mica con los pelos de punta. Le preguntamos qué le había pasado, parecía una loca o una bruja, y nos dijo que sus padres se habían equivocado en la fórmula del agua amarilla y que al meterse en el agua se le había puesto así el pelo y lo malo era que cuando salió de la piscina el pelo seguía así, no volvía a su estado normal. Le dije que viniera con nosotros junto Isolino, que seguro que se le ocurría alguna idea genial de esas de caracoles con antenas que hablan.
Cuando llegamos Isolino se puso contentísimo, se colocó el asa y empezó a pensar cómo resolver el problema. Entonces dijo moviendo rápidamente sus antenas,
-¿Y si vamos a junto la peluquería mágica que hay en el bosque de Lopito?
Lopito dijo que sí, que seguro que a la seta de gominola, Manuelita, que era la peluquera del bosque de chuches, se le ocurría algo para arreglarlo.
Cogimos de nuevo el triciclo y metí en una mochila a Lopito y a Isolino. Mica cogió mi bici y metió en el cesto a Pancho y raudas y veloces nos dirigimos al bosque mágico.
Llegamos a la peluquería, las paredes eran de chuches y los secadores de regaliz. Manuelita miró atentamente a Mica, cogió un bote, que parecía de laca y se lo echó en la cabeza… pero no era laca, ¡era chocolate con nata! Luego le lavó el pelo con un refresco de naranja y le echó unos polvillos de pica-pica. Cuando Mica salió del secador de regaliz vimos que el pelo ya era de nuevo de su color habitual.
Cogimos nuestros “vehículos” y volvimos a casa, donde merendamos un rico chocolate con churros
Después de dormir toda la noche como angelitos, nos despertamos sobresaltados al oír un tremendo ruído. Era nuestro vecino, el señor Jackson que estaba taladrando una piedra en el jardín. Isolino y yo nos asomamos por la ventana y le preguntamos qué estaba haciendo. Él nos dijo que estaba haciendo una trampa, porque había visto a un extraño animal comiéndose sus verduras. Nosotros bajamos a inspeccionar el huerto del señor Jackson, para ver si localizábamos al animal antes de que cayera en la trampa y se hiciese daño. Buscamos y buscamos, encontramos unas pequeñas huellas entre las lechugas y las acelgas y las seguimos. De repente vimos a un pequeño topo, de color morado, que se estaba zampando tranquilamente las fresas de nuestro vecino. Isolino le preguntó, (recordad que hablaba muchos idiomas a través de sus antenas) qué hacía en el jardín y le dijo que respetara lo que habían plantado los humanos, porque podía meterse en problemas, comentándole la trampa que había preparado nuestro vecino. El topo se sorprendió y dijo que lo sentía, que él pensaba que todo lo que se cultivaba se podía comer. Nosotros decidimos invitarlo a vivir en nuestro jardín, con la condición de que no se comiese lo que mamá y papá plantaban y que no hiciese agujeros en la tierra. Él aceptó encantado y se vino con nosotros. De repente, me acordé de que no nos habíamos presentado, le dijimos nuestros nombres y él nos contestó que se llamaba Topoloco. Sus hermanos le habían puesto ese nombre porque cada vez que comía algo cambiaba de color y los pelos se le ponían de punta.
Cuando llegamos al jardín le hicimos una casita con palos de helado, piedras y para adornar pusimos figuritas de esas que vienen dentro de los huevos de chocolate. Para dormir le hicimos una cama con flores, hojas y un pañuelo rojo que encontramos en el cajón de mi mesita de noche.
Por la tarde llego Mica, que traía a mi perro Pancho, que había pasado el fin de semana en su casa. La pandilla era cada vez más grande, seguro que así viviríamos más aventuras y que éstas serían todavía más emocionantes. ¡El verano era cada vez más divertido, que guay es tener tantos amigos!
miércoles, 9 de marzo de 2011
El cuento desde La Coruña
Amelia no era un profe como las demás, era muy alta con, unos grandes ojos de color verde y una preciosa sonrisa, el color de sus uñas dependía del tiempo, si hacía sol, las llevaba amarillas, si llovía, azules, si nevaba blancas y si el cielo estaba gris de color negro. Cada día venía a clase con un vestido distinto, un vestido mágico, del que nos contaba su historia, nuestro vestido preferido era el de las hojas del otoño, que un amable castaño le ayudó a coser, cuando se calló al lago verde, mientras perseguía al duende Champán, pero …eso es una historia para otro cuento.
Llegar al cole sin que nadie viera a Rudolf, fue una tarea relativamente fácil, Mica iba delante e Isolino, más lento, cubriéndonos las espaldas. Lo realmente difícil fue llegar al despacho de Amelia sin ser vistos, pero con la capa invisible que llevaba Lupito, lo conseguimos.
Amelia, después de escuchar nuestra historia, no dudó en ayudarnos y llamó a Papa Noel, pero su contestador dijo…“Hola estas llamando a Papa y Mama Noel, en estos momentos estamos de vacaciones en DisneyLand, si es algo urgente deja tu mensaje después de oír la señal y nosotros te llamaremos…piiiiiiii “
-Pasamos al plan B, debemos conseguir que Papa Noel piense que ya llegó la Navidad, pero esa tarea es una tarea de equipo- dijo Amelia.
Y así es como los niños y profesores del colegio, ayudados por todo el pueblo pusieron en marcha el plan.
Cubrieron los tejados de las casas con algodón y las calles con prorispan para imitar la nieve. El alcalde mandó adornar las calles con las luces y el árbol de Navidad, los niños del coro cantaban villancicos en la calle, en el cole representaban el portal viviente y hasta en los supermercados vendían turrón y mazapanes.
Mientras tanto en el teléfono de Papa Noel saltó la alarma, sobresaltado regresó de sus vacaciones, cogió el trineo, conectó el Tom Tom y salió como un rayo a descubrir que pasaba. Al llegar no salía de su asombro cuando descubrió que todo un pueblo se había unido para ayudar a Rudolf y les explicó que un reno solo no puede volar, pero con la ayuda de sus compañeros la magia el posible.
Al llegar a casa, descubrí algo asombroso, a Isolino le faltaba el asa de su caparazón, pero estaba tan cansada, que me dormí antes de poder mover mis baquetas y averiguar qué había pasado.
martes, 8 de marzo de 2011
Proximamente...TELEDIARIO PIRINDOLO ultimas noticias
lunes, 7 de marzo de 2011
La historia sigue y sigue....
Tras un buen rato de rastrear las calles, Isolino se detuvo en el parking de un supermercado. Se desorientó un poco y me indicó, en nuestro lenguaje especial, que estaba oliendo muchos perros y que no sabía por dónde seguir. Entristecida bajé la cabeza y fue entonces cuando pude ver un montón de huellas de perro que salían de una mancha de aceite ¿Serían de Pancho? ¡Veamos a dónde nos llevan! Y las huellas nos condujeron directamente a los cubos de basura del supermercado…pero ¡qué sorpresa! Efectivamente, allí estaba mi Pancho con otros amigos caninos, que se estaban dando un banquete de huesos, morcilla, manzanas, piruletas y otras chuches (que a los perros también les gusta el dulce). Pero lo más sorprendente no era eso, era que junto a ellos había un animal que no era un perro y además lo conocemos todos: Rudolf, el reno de la nariz roja que tira del trineo de Santa Claus.
Nos acercamos al banquete e Isolino (que habla muchos idiomas) le preguntó al reno cómo era posible que estuviera allí como si tal cosa. Y esto es lo que contestó Rudolf, traducido por Isolino para Mica, Lopito y para mí: mientras Papá Noel se colaba por la chimenea de una casa para dejar los regalos en el árbol, Rudolf bajó al suelo a beber agua y cuando quiso emprender el vuelo ya no podía hacerlo. Muy triste, vio como el trineo se iba sin él. ¡Se nos partió el corazón! Y decidimos averiguar por qué motivo, de repente, Rudolf había perdido su magia y su capacidad de volar.
miércoles, 2 de marzo de 2011
El cuento sigue un bonito camino....
Y Lola cogió la bicicleta, metió a Isolino en la cestita para que no saliera volando con la velocidad del aire y se fueron para la playa, y en la mochila metió bien guardada, la miel y el azúcar, pero por el camino se le pinchó la rueda de la bicicleta, y se cayeron al suelo. Lola se dio un buen susto y decidieron ir despacito por la acera de vuelta a casa y de repente en medio del camino, se encuentran a dos peces dentro de una pecera redonda y Lola les cuenta a los peces que querían ir al mar para convertirlo en dulce y que para lograrlo pensaban echar en la orilla miel y azúcar.
Uno de los peces les dice Noooooo!!!!!!!!, no podéis hacer eso, porque en el mar viven peces acostumbrados al agua salada y si se la cambiáis, morirán , que no pueden vivir en lo dulce. Lola cogió la pecera y cuando llegaron a su casa, fue a la cocina y cogió el tarro de la sal, el pez dijo: nooooooooooo!!!!! Que la sal es mala para nosotros, porque nosotros somos peces de agua normal, agua del grifo.
Y Lola aprendió que hay dos clases de peces, los que viven en agua salada y los que viven en agua del grifo o de los ríos que es normal.
Entonces Lola e Isolino, se dirigieron al estanque que había cerca de su casa en el parque y vació la pecera con los dos peces en el agua, pensando que allí serían más felices porque tendrían más espacio y más amigos para nadar.
Cuando volvían a casa Lola se acordó que tenía que ir al colegio, había madrugado mucho para ir al mar y ahora le tocaba ir a clase con sus compañeros. Cogió el autobús y pasó la mañana en el autobús, porque no llegaban nunca al colegio. Esa mañana estaba más lejos que de costumbre y se dio cuenta de que de repente oscurecía y se hizo de noche y cada vez era más de noche y no llegaba nunca a la escuela, empezó a ponerse nerviosa porque en el autobús iba ella sola y de repente se despertó en su cama, había sido un sueño….
Cuando se despertó y desayunó se preparó para ir al colegio, pero esta vez de verdad, y en el autobús se encontró a Mica, Lopito y el caracol Isolino, que decidieron bajarse antes de llegar al colegio para ir a recoger una cosa: el perrito de Lola que estaba en la peluquería canina. Estaba muy guapo pero al salir de la peluquería a Lola se le olvidó ponerle la correa al perro y el perro echó a correr tanto que se les escapo por las calles y fueron a buscarlo
martes, 1 de marzo de 2011
Con Lola Pirindola, tambien aprendemos.....
Prueba Pirindola de Lengua
Adelanto de la entrevista a la mama de LOLA PIRINDOLA
Port Ada