Mica, Lopito, Isolino y yo vimos como Pancho, mi perro, se escapaba corriendo sin que pudiéramos detenerlo ¿Qué hacemos? A Isolino se le movieron las antenas queriendo decirme que siguiéramos el rastro de olor de Pancho ¿Cómo? Os preguntareis; pues resulta que mi caracol es un gran rastreador, como un sabueso.
Tras un buen rato de rastrear las calles, Isolino se detuvo en el parking de un supermercado. Se desorientó un poco y me indicó, en nuestro lenguaje especial, que estaba oliendo muchos perros y que no sabía por dónde seguir. Entristecida bajé la cabeza y fue entonces cuando pude ver un montón de huellas de perro que salían de una mancha de aceite ¿Serían de Pancho? ¡Veamos a dónde nos llevan! Y las huellas nos condujeron directamente a los cubos de basura del supermercado…pero ¡qué sorpresa! Efectivamente, allí estaba mi Pancho con otros amigos caninos, que se estaban dando un banquete de huesos, morcilla, manzanas, piruletas y otras chuches (que a los perros también les gusta el dulce). Pero lo más sorprendente no era eso, era que junto a ellos había un animal que no era un perro y además lo conocemos todos: Rudolf, el reno de la nariz roja que tira del trineo de Santa Claus.
Nos acercamos al banquete e Isolino (que habla muchos idiomas) le preguntó al reno cómo era posible que estuviera allí como si tal cosa. Y esto es lo que contestó Rudolf, traducido por Isolino para Mica, Lopito y para mí: mientras Papá Noel se colaba por la chimenea de una casa para dejar los regalos en el árbol, Rudolf bajó al suelo a beber agua y cuando quiso emprender el vuelo ya no podía hacerlo. Muy triste, vio como el trineo se iba sin él. ¡Se nos partió el corazón! Y decidimos averiguar por qué motivo, de repente, Rudolf había perdido su magia y su capacidad de volar.
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